Te encontré sentada y callada en la esquina de algún lugar…arrojada.
Repetías tarareando un himno, una vez y una vez mas…desquiciada.
Con la mirada perdida mendigando un pedazo de paz…olvidada.
Con la ropa rasgada y el pelo sin atar…destrozada.

Llena de golpes azules y de rojo sangre estabas embarrada,
Pero seguías tan blanca como la primera vez que fuiste desencadenada.
Se podía notar el hambre de justicia en tus pupilas desorientadas,
Yo desde mi posición solo miraba las lagrimas que tus ojos derramaban.

Tan abatida, tan desnutrida, tan corrompida y tan cansada,
Que ya no eras capas de contar tu propia historia.
Esforzabas tu garganta para entre frases cortadas
Poder hablarme de tus días de gloria.

De tus héroes fornidos, de tus autores y tus prosas,
De las batallas libradas, de tus grandes victorias.

Tratabas de peinar tu pelo mientras observabas tu propio reflejo
En el sádico espejo de la actual sociedad.
Con ojos tristes me miraste y dijiste…’’ya no estoy tan hermosa,
Los hombres de cuello blanco pisaron mis rosas,
Han corrompido mis memorias, vulgarizaron mis ropas.

Te acompañe en tu lamento mientras el reloj del sol seguía su curso
Desde las murallas que alguna vez defendieron tu frontera.
Me miraste y con una sonrisa sarcástica y casi perdiendo el pulso..
Dijiste..’’ no sabia que podía tener tan mal karma un pedazo de tierra’’…